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Las maniobras de Carlos V
1378
La volatilidad de las alianzas políticas es una característica de este final de Edad Media y de la guerra de Cien Años, y Carlos II de Navarra fue un maestro del género. Como lo dicen las crónicas, "tenía una elocuencia fácil y natural. Su destreza maravillosa y la rara afabilidad que le distinguía entre los demás príncipes le compaginaron el favor del pueblo".
Teniente de Juan II de Francia en Languedoc (1351), combatió los Ingleses y los deshizo en Montréal-du-Gers. Como yerno de Juan II (1352), hubiera podido ser uno de los mejores apoyos del reino de Francia. Pero Carlos II se consideraba expoliado por los reyes de Francia, Juan II incluso. Después del asesinato de Carlos de la Cerda (enero de 1354), Carlos II buscó la alianza de estos Ingleses que combatía poco antes, en la persona del duque de Lancaster, hijo del rey Eduardo III. Con este apoyo, obtuvo rápidamente una compensación y decidió firmar con Juan II la paz en el Tratado de Mantes (febrero de 1354), al gran descontento del duque de Lancaster, que se preparaba a intervenir en Francia.
Como de costumbre, Juan II llamado "el Bueno" no respetó sus compromisos. Más, intentó asesinar al rey de Navarra. Carlos II se alió de nuevo a los Ingleses en Aviñón (1355). Simulando una salida de la villa, continuó secretamente a negociar con ellos e hizo fracasar las negociaciones de paz franco-inglesas (1354), ya que no tenía ningún interés en una paz entre estos dos enemigos. En aquél tiempo se establecieron algunos planes de partición del reino de Francia entre Carlos II de Navarra y Eduardo III de Inglaterra, quiénes ambos pretendían a la Corona de Francia como descendientes de los reyes capetos.
Finalmente, Carlos II intervino militarmente en Normandía mientras Eduardo III navigaba desde Inglaterra para también intervenir en Francia. Pero las condiciones de navegación le impusieron hacer una larga escala, y Carlos II se hizo rápidamente ceder por Juan II las tierras que se le debían (Tratado de Valognes, septiembre de 1355). Una vez más, Eduardo III había a su gran disgusto servido de espantajo a Carlos II quién, como Juan II, no tenía interés en ver a los Ingleses desembarcar y luego deber componer con ellos.
La liberación de Carlos II de prisión (noviembre de 1357), el cautiverio de Juan II en Inglaterra y el contexto político perturbado abrieron al rey de Navarra las vías de la reconquista de sus bienes y, esperaba, de la Corona de Francia. 1358 fue el año de la alianza con cuatro fuerzas divergentes: la burguesía de Etienne Marcel, el pueblo, cuyo apoyo obtuvo gracias a su brillante discurso, el Delfín – enemigo entonces declarado de Etienne Marcel – y la nobleza, y por fin los Ingleses. Mientras negociaba secretamente con los Ingleses una alianza militar, se había aliado con el Delfín y lo sostenía con benevolencia con el fin de ganar tiempo. Este delicado equilibrio no iba a resistir al caos parisiense y a la Jacquerie (mayo de 1358). Al verano 1358, Carlos II perdió varios de estos aliados sin haber tenido tiempo de finalizar su alianza con los Ingleses, cuyo apoyo necesitaba para tomar el poder y apoderarse de la corona.
Vuelto a Navarra, Carlos II negoció imprudentemente el Tratado de Estella con el rey Pedro I° de Castilla "el Cruel" (mayo de 1362), pensando que esta alianza iba a servirle contra Francia. Forzado por Pedro I° de honrar sus promesas y atacar Aragón (junio de 1362), que era su aliado, Carlos II se lanzó en un delicado juego de dos barajas. Se apoderó de algunos pueblos aragoneses de poco interés para satisfacer a Castilla, y comenzó una simulación de guerra. Durante este tiempo, su diplomático Juan Ramirez de Arellano simuló una defección y se marchó a Aragón, donde negoció a cubierto con el rey Pedro IV "el Ceremonioso" (diciembre de 1362). Mientras Carlos II negociaba el Tratado de Uncastillo con Aragón (agosto de 1363), su hermano Luis de Navarra hacía un simulacro de guerra en Aragón, hasta ser falsamente apresado.
Luego, Carlos II se alió con el conde Enrique de Trastámara, hermano bastardo y enemigo del rey de Castilla. Por los Tratados de Sos y de Almudévar (marzo de 1364), Enrique de Trastámara le prometió numerosas tierras en caso de que llegara a apoderarse del trono de Castilla. Luego Carlos II volvió a negociar con Pedro I° de Castilla el Tratado de Castielfabib (octubre de 1364), convirtiéndose así en aliado simultáneo de los dos enemigos castellanos así como de Aragón.
Enrique II llegó a conquistar el trono de Castilla (abril de 1366) con la ayuda de Du Guesclin. En exilio, el rey Pedro el Cruel aceptó al tratado de Libourne (septiembre de 1366) ceder numerosas tierras a Carlos II, incluyendo Guipuzcoa, para que le ayude reconquistar el trono. Enrique II, buscando apoyos, obtuvo también el apoyo militar de Carlos II al tratado de Santa Cruz de Campezo (diciembre de 1366), y le prometió las mismas tierras. Carlos II se comprometió en particular a prohibir el paso de los Pirineos a los Ingleses, aliados del rey despojado Pedro I° de Castilla. Por estos dos tratados, el rey de Navarra creía así asegurar su posición, obteniendo las mismas ventajas de los dos protagonistas castellanos, cualquiera que sea la conclusión del conflicto.
Pero el juego de Carlos II fue conocido de los Ingleses. Se apoderaron de algunas ciudades navarras con el fin de forzar a Carlos II a respetar las promesas hechas a Pedro I° de Castilla. Luego atravesaron Navarra para atacar a Enrique II de Castilla, encontrándose los dos ejércitos en la batalla de Nájera (abril de 1367). Carlos II, en situación delicada frente a los Ingleses trás haberlos engañado, se puso de acuerdo con Olivier de Mauny, primo de Du Guesclin – les prometió tierras en Normandía – que simuló su captura en Aragón (marzo de 1367). Falsamente prisionero, Carlos II pudo así alejarse durante tres semanas de la escena política y militar. En hombre de guerra de su época, Mauny no respetó sus compromisos e intentó robar a Carlos II, quién tuvo que dejarle a su hijo en rehén, antes de timarlo con la ayuda del rey de Aragón. Vencido en Nájera y luego liberado, Du Guesclin vinó reclamar su debido (febrero de 1369): Carlos II le concedió Tinchebray en Normandía, que en los hechos no le pertenecía... y en cambio Du Guesclin, condestable del rey de Francia prestó – cosa hoy largamente desconocida – homenaje a Carlos II.
Bertrand du Guesclin (1320-1380)
(Basílica de Saint-Denis, Francia)
Pedro I° de Castilla, una vez recuperado el trono de Castilla, hubiera debido respetar las promesas hechas a sus aliados ingleses y navarros, lo que tampoco hizo. Timados sucesivamente por las dos partes castellanas, Navarros, Aragoneses e Ingleses se acordaron en Tarbes (noviembre de 1367) para emitir las mismas exigencias frente a Pedro I° de Castilla y a su enemigo Enrique II en el conflicto que les opondría de nuevo, y en particular reclamarles las mismas cesiones de tierras en el País Vasco y a las fronteras de Navarra. Basándose sobre estas reivendicaciones y sobre antiguos Tratados de Pedro I° y de Enrique II que le concedían estas tierras, Carlos II consideró que tenía derecho a apoderarse de las provincias vascas de Alava y Guipuzcoa, y las invadió (julio de 1368). La duplicidad pagaba por fín. Una vez Pedro I° de Castilla derrotado y matado en Montiel por su hermanastro (marzo de 1369) y la calma vuelta de nuevo en Castilla, Carlos II hizo la paz con Aragón (abril de 1369) y se consagró a sus asuntos franceses.
Desde 1368, Ingleses y Franceses habían reanudado una guerra activa. Carlos II vió el interés que podría resultar de esta situación. Dudoso sobre la futura conclusión del conflicto, eligió aliarse con los dos partidos para sostener al final aquél que serviría lo más sus intereses. Las negociaciones duraron dos años (1369-1371) y se centraron en la restitución a Carlos II de Montpellier, que le era debida por Carlos V. Un compromiso fue obtenido con los Franceses (mayo de 1370) y luego con los Ingleses al Tratado de Clarendon (diciembre de 1370), pero Carlos II se volvió finalmente del lado francés y firmó el Tratado de Vernon (marzo de 1371), que instaló una paz duradera entre Francia y Navarra. Sin embargo, los Franceses no respetaron fácilmente sus compromisos concerniendo Montpellier, y Carlos V emprendió también una reconquista rampante – más administrativa que militar – de las tierras normandas de Carlos II. En 1372, Carlos II volvió a Navarra.
Enrique II de Castilla llegó a recuperar las provincias que Carlos II había invadido, y los dos reyes firmaron el Tratado matrimonial de San Vicente (agosto de 1373) que conduciría al matrimonio del futuro Carlos III de Navarra, hijo de Carlos II, con Leonor de Castilla, hija de Enrique II. Oficialmente, la paz había vuelto de nuevo entre Navarra y Castilla. Eso no impidió a Carlos II sobornar a jefes de guerra castellanos, entre los cuales Pedro Manrique, adelantado mayor de Castilla (marzo de 1374), para que se vuelvan en el momento oportuno contra su rey.
Carlos II fue finalmente víctima de sus supuestos aliados, Carlos V de Francia y Enrique II de Castilla, que se
entendieron para atacarlo y vencerlo en 1378-1379. Después de esto, Carlos II sólo tuvo pocos apoyos y se
alejó de la escena internacional.
La biografía de Carlos II de Navarra es disponible (2015, 530 páginas, 21x15 cm, con arboles genealógicos, retratos, esquemas explicativos, mapas geográficos e ilustraciones). Libro en francés.
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